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Mariana Sánchez: a la nota más alta de la PAU en Madrid le basta un 5 para su sueño de estudiar un grado de pianista de jazz

Dos alumnos madrileños obtienen un 10 en la Selectividad y el 95,51% de estudiantes aprueba

 Mariana Sánchez ha obtenido la mejor calificación de la PAU en Madrid junto a Santiago Quemada.
sca Raffo

Mariana Sánchez (Madrid, 18 años) se preparaba para salir de su clase de piano cuando de pronto comenzó a recibir varias llamadas. Al no contestar, las llamadas pasaron a su padre. Era una noticia importante que nadie quería dejar pasar: había sacado la nota más alta de la Comunidad de Madrid en la Selectividad, publicada este viernes. “La verdad es que no me lo imaginaba”, cuenta a EL PAÍS por teléfono, mientras su móvil sigue recibiendo llamadas de familiares; su instituto, Carlos Bousoño en Majadahonda; y otros números desconocidos.

Sánchez toca el piano desde los cuatro años, le gusta cantar y también ha tocado la guitarra y la flauta travesera. Siguiendo esa línea, ha decidido estudiar el grado Interpretación de música moderna. “Me gusta mucho, es lo que siempre he estado haciendo y en lo que también creo que me veo”, explica. Por ello, en el instituto, eligió el bachillerato de música y artes escénicas.

Tocar el jazz. En eso consta, básicamente y según Sánchez lo explica, el grado. Se centrará en el piano, pero también debe estudiar un instrumento complementario, en su caso, la batería. También explorará los demás géneros de la música moderna, aprenderá armonía, educación auditiva e historia de la música, cuenta.

Toca el piano desde hace 14 años, pero fue cuando tenía alrededor de 13 años cuando decidió aprender música moderna. Por eso, su primera profesora ―a quien califica como “supermaravillosa”― le recomendó a su hija, quien también es pianista. De hecho, fue estando con ella cuando se enteró de su 10 en la Selectividad.

Santiago Quemada (Madrid, 17 años), del Colegio privado y masculino Retamar de Pozuelo de Alarcón, ha obtenido el único otro 10 de la PAU en Madrid, según ha anunciado la Vicerrectora de Estudiantes de la Universidad Politécnica de Madrid, Isabel Carrillo, en la rueda de prensa este viernes. El 95,51% de los estudiantes madrileños ha aprobado el examen, de un total de 33.474 alumnos.

Santiago Quemada, que ha obtenido un 10 en la PAU de Madrid, en una foto cedida por él.

Un trabajo constante

Quemada se encontraba haciendo el Camino de Santiago con amigos cuando publicaron las calificaciones. “Me llamó mi tutor del colegio y me dijo que había puesto mal las pegatinas, que era un lío total y luego me dijo que era broma”, relata. Era todo lo contrario. Su tutor, a quien le tiene especial cariño, le dijo que había sacado la nota más alta. Todavía no decide qué estudiar, pero se debate entre Ingeniería Matemática con Inteligencia Artificial en la Universidad Pontificia Comillas o Ingeniería Aeroespacial en la Politécnica de Madrid.

Su nota fue una “sorpresa enorme”, aunque se esperaba una calificación alta, no imaginó eso. Quemada cuenta que estudió mucho para la Prueba de a la Universidad (PAU), pero lo que realmente le ayudó fue compaginar el estudio con la vida social y “pegarse la matada al final”, sino trabajar con constancia todo el año.

Por su parte, Sánchez estudiará en la Universidad de Alfonso X, privada, aunque le hubiese gustado hacerlo en una universidad pública, como su instituto. Sin embargo, explica, en Madrid no existe esa oferta. Al ser una privada, para ingresar necesitaba solo aprobar (un cinco de media entre la media y el expediente). Aun así, ha obtenido la nota más alta de la comunidad. ¿Su secreto? Estar relajada, cuenta.

Comenzó a estudiar para la PAU dos semanas antes. “Desde luego que estudié, pero la verdad fui bastante tranquila”, cuenta. Y añade: “Iba con lo que había hecho todo el año y con lo que había estado trabajando y ya está”. Priorizó lo que no había podido cubrir durante el curso, como temas de historia. Lo demás lo fue repasando; por ejemplo, para artes escénicas realizó muchos comentarios de textos dramáticos y obras, porque sabía que lo pedirían.

En el examen, Sánchez iba tranquila, a diferencia de muchos otros alumnos. “Esos días me lo pasé muy bien”, dice. “Me tocó en la facultad de Farmacia que es preciosa y el aula en el que hacíamos los exámenes era preciosa”.

Durante su etapa escolar, Sánchez siempre ha sido una buena alumna. Pero es en estos dos últimos años, durante el bachillerato de artes escénicas, cuando mejor le ha ido. “Yo creo que ha sido porque me interesaba mucho lo que hacíamos en clase”, dice. “Además, tenía profesores maravillosos en casi todas las asignaturas y eso ha sido lo que ha hecho que lo haya sacado tan bien”.

En eso hace énfasis Ana Granados, directora del instituto Carlos Bousoño. Explica que son un “instituto familiar, muy cercano”, donde la comunicación con los alumnos y las familias es clave. Buscan que los profesores “estén ahí, no solo enseñen, sino que acompañen”, dice. “Eso hace que los chicos brillen y que lo pasen un poco menos mal”. Añade que se sienten orgullosos de que un centro público “con muy pocos recursos” haya logrado que una de sus alumnas “brille como se merece”.

La experiencia del bachillerato ha hecho que Sánchez se organice más que antes. “Quiero trasladar esa disciplina al piano y ponerme objetivos: voy a tocar esto, voy a aprender estas cosas, voy a mejorar esta parte de mi técnica”, reflexiona. Antes realizaba sus actividades de manera menos estructurada: “Cuando me ha apetecido tocar más el piano, tocaba el piano; cuando me ha apetecido darle más importancia a los estudios, porque me interesaba, lo hacía”, cuenta.

Durante la época de exámenes y para decidir qué estudiar, Sánchez ha tenido mucho apoyo de su familia, sus compañeros y los docentes. “Mi madre... me he pasado el año entero en su cama contándole cosas mientras ella no me hacía ni caso”, cuenta entre risas. “Yo decía ‘venga me aprendo esto de historia’ y se lo contaba todo a mi madre que estaba haciendo sus cosas y pasaba de mí”.

A pesar de haber elegido la música, no sabe si lo hará el resto de su vida. “Igual la vida, dentro de cinco años, me lleva a otra cosa”, cuenta. Sabe que lo que le gusta es tocar el piano y tocar delante de gente, pero cree que, a futuro, estudiará algo más como Matemáticas o Filología hispánica o sa. “Quizás algún día, gracias a la influencia de mis profesores, quiera ser profesora por ellos”, sostiene.

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Sobre la firma

sca Raffo
Peruana. Periodista. Escribe en la sección de Sociedad. Antes lo hizo en El Comercio (Lima), donde desarrolló parte de su trabajo en temas sociales, salud y educación. Actualmente cursa el máster de periodismo UAM - El País.
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