Jessa Crispin: “El cine de Michael Douglas representa perfectamente la nueva masculinidad”
La escritora estadounidense publica el libro ‘¿Qué les pasa a los hombres?’ en el que asegura que la filmografía de Michael Douglas explica la crisis de la masculinidad y donde teoriza sobre lo que no funciona en los hombres contemporáneos


Jessa Crispin (Lincoln Center, Kansas, 47 años) se hizo conocida en España por su controvertido manifiesto feminista Por qué no soy feminista (Lince, 2017), cuya base de pensamiento es que el feminismo del momento era inútil. “Creo que el actual es incluso peor que cuando escribí ese libro”, asegura. Siempre dispuesta a incomodar o al menos, a generar debate, molestó a los enemigos del tarot - que no son pocos- con El tarot creativo: una guía moderna para una vida inspirada (Alpha Decay, 2019), un libro con el que quiso alejarse de “todo ese rollo new age místico, de cristales y gatos” para lanzar un tajante mensaje: “No hay que creer en ningún Dios, solo es una baraja de cartas”.
Para hablar de la crisis de la masculinidad la autora, lejos de señalar a Andrew Tate, se centra en Michael Douglas. Ahora explica en What is wrong with men: patriarchy, the crisis of masculinity, and wow (of course) Michael Douglas films explain everything (¿Qué les pasa a los hombres?: el patriarcado, la crisis de la masculinidad y (por supuesto), las películas de Michael Douglas lo explican) (Pantheon, 2025) la forma en la que las películas del actor entre los 80 y los 90 reflejaban a la perfección la confusión y el pánico que sentían los hombres ante los cambios sociales que los rodeaban.
Al hablar por ejemplo de Wall Street, asegura que la película sirve para explicar cómo la desregulación financiera cambió la manera en la que las personas construyen su carrera, se enriquecen y en definitiva, incluso se definen a sí mismas. Asegura que la masculinidad corporativa que destruye, no construye, y la figura del hombre proveedor presentes en el largometraje forman parte de la contemporaneidad de la masculinidad actual. “Era una superestrella y un símbolo de la llamada ‘nueva masculinidad’”. Y, sin embargo, en la mayoría de las películas, claramente no lo pasa bien. Agita los brazos, tiene la mirada perdida, grita sobre lo injustos que son todos con él”, explica a S Moda. “Decidí tomarme en serio la idea de que Michael Douglas representa una nueva masculinidad y reflexionar sobre su significado”, asegura.

¿Cuándo se dio cuenta de que los roles de Douglas podían estar de alguna manera relacionados?
Durante la pandemia me puse a ver las películas de Michael Douglas. Empecé con Instinto Básico y mientras tanto, en redes sociales, se hablaba mucho sobre el MeToo, la masculinidad tóxica y la cultura de la cancelación. En lugar de ser una vía de escape, las películas de Michael Douglas empezaron a ayudarme a pensar de otra manera. Sin duda, lo que había en la pantalla era un ejemplo claro de la masculinidad tóxica. Sin embargo, hay un contexto sobre este comportamiento que se omite en las conversaciones en redes sociales. Por eso empecé a analizar cómo las películas influyeron las unas a las otras.
Asegura que la gente tiende a confundir el patriarcado con los hombres. ¿Cuáles son las consecuencias y cómo perjudica no solo a los hombres, sino a todos?
Esta es la zona de peligro de la política identitaria. En el mejor de los casos, nos permite dialogar abiertamente sobre cómo ciertos grupos demográficos se ven agobiados por expectativas, opresiones y obstáculos, y cómo podrían necesitar una consideración especial para integrarse en nuestra cultura. En el peor de los casos, cada individuo representa su identidad más amplia. Cada persona blanca se convierte en representante de la supremacía blanca y merece rendir cuentas por esos pecados mayores, y así sucesivamente.
Si nos acercamos a la política solo con un sentimiento de derecho y no de obligación, nada avanza. No se puede llegar a un acuerdo ni a una comunidad si uno se queda ahí parado gritando sobre lo que se le debe por errores del pasado. Y ese es un verdadero problema, especialmente en las redes sociales.
Afirma que los hombres no han visto los cambios como una señal de liberación, sino como una pérdida de poder. ¿Deberíamos ayudarlos?
Necesitamos abrazar la idea de la solidaridad: estamos aquí juntos, trabajando por un bien común, y no necesito estar de acuerdo con todo lo que creamos o hagamos siempre y cuando nos tratemos con el debido respeto.
Las mismas estructuras que oprimen a los hombres también oprimen a las mujeres. La financiarización de cada aspecto de la vida humana, la desaparición de los bienes comunes, la explotación a cielo abierto de cada centímetro de la tierra para obtener ganancias; eso nos está jodiendo a todos.Tenemos objetivos comunes, así que tiene sentido que trabajemos juntos para resolver los problemas.
Scott Galloway dice que “la persona más peligrosa del mundo es un hombre destrozado y solo”. ¿Qué opina de eso? Porque parece que ayudar a los hombres es fundamental, casi cuestión de supervivencia.
La verdad es que no me entusiasma la retórica de Scott Galloway sobre la masculinidad. Sé que tiene opiniones muy firmes, pero no estoy segura de estar de acuerdo con muchas de sus conclusiones. No creo que la persona más peligrosa del mundo sea un hombre roto y solo. Ese es el tipo de histeria incel que teníamos hace unos años. Creo que la persona más peligrosa del mundo es un multimillonario drogadicto sin sentido de responsabilidad: Elon Musk.
¿Por qué es tan difícil hablar de masculinidad?
Porque la feminidad se ha conceptualizado, teorizado, escrito y debatido durante más de un siglo. La masculinidad, no tanto. Al menos no con rigor. Si algo no se ha definido satisfactoriamente, es difícil comprenderlo bien.
¿Cuáles son las consecuencias de que la masculinidad sea más individualista que nunca?
Si todos solo se preocupan por sí mismos, persiguen objetivos individuales y ven a quienes los rodean como competidores en lugar de colaboradores, mirad lo que pasa. Eso está presente en todos los aspectos de la vida actual. Es la cultura del ajetreo, la polarización política, el frenesí de las redes sociales… Es Andrew Tate. ¿Cómo se construye una coalición cuando todos se acercan a los demás con sospecha y una actitud dominante?
¿Qué tiene que ver el feminismo con Michael Douglas?
El feminismo tiene todo que ver con Michael Douglas. En las tres películas que destaqué en la sección sobre Michael Douglas y las mujeres, la razón por la que se siente tan desconcertado y confundido es porque las mujeres han cambiado radicalmente sus expectativas sobre sus carreras, sus vidas, su dinero, su poder y su propia identidad. Si vas a tener una relación con alguien, lo que le sucede te cambia, te obliga a adaptarte. Pero Michael Douglas (el personaje) no cree que tenga que adaptarse, sino que es el mundo el que debería adaptarse a él.
En el podcast de Alec Baldwin, Michael Douglas comentó que siempre le ha sorprendido que tantos hombres se le acerquen en la calle para decirle que Gordon Gekko los inspiró a dedicarse a las finanzas. ¿Cómo es posible que tantos hombres piensen que un villano es inspirador?
Bueno, míralo. Tiene un coche estupendo, trajes geniales, prostitutas de guardia, una casa enorme con obras de arte caras en las paredes… Está ganando. En este nuevo mundo financiarizado, la moral y la ética son para los ingenuos. Quien muere con más juguetes, gana. Gordon Gekko tiene más juguetes y la gente lo veía como alguien a quien emular. Y no solo hombres.
Creo que esto fue parte del problema de muchas películas que intentaban retratar a los antihéroes como alguien a quien comprender pero despreciar. Fijémonos en todas las películas de Scorsese. Esos tipos molan, incluso mientras pisotean la cara de alguien. ‘¡Cómo no molan, si salen en la tele!’. Hay algo esencialmente glamoroso en filmar a alguien, sin importar si lo haces para mostrar lo idiota o imbécil que es. La gente citó al asesino en serie Hannibal Lecter durante años, y todavía lo sigue haciendo. ‘Oh, míralo, es genial, está en la televisión’.
¿Cómo capta Atracción Fatal el trastorno de las mujeres masculinizadas?
Creo que es importante decir que, en la visión de pesadilla de los hombres, Alex representa a la mujer desquiciada y masculinizada. Hubo mucha preocupación en los 80, cuando se estrenó la película, sobre cómo las mujeres profesionales acabarían locas y solas, arruinadas por sus vientres vacíos. Es un disparate. La mujer profesional que representa Alex (incluso con nombre de hombre) tiene un apartamento vacío, carece de esperanzas de matrimonio ni familia y está enloquecida por su necesidad del amor de Michael Douglas.
¿Por qué el problema con los hombres blancos es un problema de identidad nacional?
No sé si esto sea solo un problema del hombre blanco, pero el atractivo del populismo y el autoritarismo se intensifica en tiempos de dificultades económicas y confusión social. Cuando sientes que tu posición social o tus recursos materiales están amenazados, es fácil caer en la paranoia, algo de lo que se aprovechan los líderes y movimientos populistas: ‘Alemania solo para los alemanes’ o ‘América primero’.
¿Por qué cree que la construcción de la crisis de la mediana edad en los hombres marca el momento en el que la imaginación masculina se separó de la realidad y cómo les ayudó a salvar su dignidad de la verdad?
Esta fantasía de la crisis de la mediana edad masculina cobró prominencia en la década de 1980. El hombre que deja a su esposa por una secretaria mucho más joven y un deportivo fue algo que salió a relucir en todos los medios. Michael Douglas interpreta un par de versiones, quizás la más obvia en la película de Ridley Scott, Black Rain, donde ni siquiera puede llevar a su hijo al colegio porque solo tiene una motocicleta. Pero si nos fijamos en las estadísticas, lo que ocurría en la década de 1980, una época de aumento de las tasas de divorcio, era que las mujeres abandonaban sus matrimonios, no los hombres. Los hombres eran rechazados y expulsados de sus casas, y eran las esposas las que tiraban las pertenencias de sus maridos por la ventana. Es la idea de “no puedes despedirme, renuncio”. Para protegerte de una información intolerable (tu esposa te ha rechazado), construyes una fantasía en la que aún tienes el control. Esta fantasía se vio reforzada por muchísimas películas, series, revistas masculinas, etc. Todo para proteger a los hombres de la intolerable información de que estaban decepcionando a sus esposas y que eran considerados innecesarios en el espacio doméstico.
De hecho, el año pasado se preguntó por qué las mujeres no pueden simplemente itir que están pasando por una crisis de la mediana edad. ¿Por qué cree que ocurre eso?
Creo que como las mujeres se creyeron la fantasía de la crisis de la mediana edad, no pueden itir que ellas también podrían actuar con egoísmo. Que quede claro: ¡la crisis de la mediana edad es real! Gail Sheehy la documentó por primera vez como un fenómeno entre las mujeres que, una vez que sus hijos dependen menos de ellas o una vez que sus vidas se estabilizan tras el caos de la juventud, empiezan a preguntarse si sería posible algo más en sus vidas. Creo que los hombres también experimentan la crisis de la mediana edad: “¿Es esto todo? ¿Esto para siempre? ¿Es posible algo más? ¿Cómo me he comprometido en lugar de perseguir lo que realmente quiero?”. Pero la fantasía es la idea de que los hombres vivían esto como un momento de empoderamiento, dejando atrás matrimonios estancados y un coche insatisfactorio. Esa es la narrativa que una persona construye sobre sí misma para no darse cuenta de que, en realidad, solo está siendo irritante, egoísta y errática. Creo que con escritos como All Fours de Miranda July y This American Ex-Wife de Lyz Lenz, las mujeres empezaron a construir su propia fantasía de la crisis de la mediana edad. “¡Me estoy volviendo sexualmente plena! ¡Estoy en un viaje espiritual! ¡Estoy explorando mi verdadero yo!”. Puede ser, pero parece que solo le estás poniendo los cuernos a tu marido y te estás comportando como una imbécil.
A medida que las mujeres han ampliado su alcance, ¿cómo han intentado los hombres proteger su masculinidad?
Hay una verdadera paranoia sobre el comportamiento masculino en cierto segmento de hombres. No se pueden vestir de rosa porque eso es gay e ir de la mano con una mujer también lo es. Este tipo de discurso es muy común en el mundo de Andrew Tate, donde todo lo que haces, dices o xperimentas podría expresar una feminidad vergonzosa y oculta. Así que tienes que estar constantemente alerta para asegurarte de que todos sepan que eres un hombre de verdad.
Es curioso, escribí un ensayo sobre esto hace unos diez años. Me di cuenta de que todos los hombres socialistas que decían ser de izquierdas, progresistas y amantes de las mujeres vestían desaliñados y de una manera muy intencional. Lucían camisetas holgadas, pantalones cortos horribles y barbas descuidadas. Y para mí, eso indicaba hostilidad o miedo a la feminidad; tenían que demostrar que, aunque no eran hombres “tóxicos”, tampoco estaban feminizados. De todos modos, escribí un ensayo sobre esto y recibí tantos correos electrónicos llenos de odio de hombres que decían ser socialistas que pensé que era divertido.
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