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Así descubrió Lucille Ball que estaba embarazada: no se lo dijo su médico, lo escuchó en la radio

La actriz cómica, protagonista de la famosa serie ‘I Love Lucy’, se encontraba de gira junto a su marido, el actor y productor Desi Arnaz, cuando se enteró de la noticia por un programa que había accedido a un informante del laboratorio. Lo cuenta un libro que también relata los problemas de la pareja

Lucille Ball embarazada
El País

Las filtraciones mediáticas no son algo del presente. Una historia sobre la vida personal de la estrella del Hollywood clásico Lucille Ball, recogida en un libro reciente del biógrafo y corresponsal político de Vanity Fair Todd S. Purdum, es la prueba de que en los años cincuenta la prensa a veces llegaba a la noticia antes que su protagonista.

En el caso de la actriz cómica, todo un icono de la televisión de la época por su papel en la mítica serie I Love Lucy (1951-1957) (Te quiero, Lucy, como se tradujo al español), fue su historial médico lo que llegó a la radio antes de que ella pudiera conocerlo en una consulta. La noticia era además una gran exclusiva, teniendo en cuenta la fama que ya habían cosechado entonces ella y su marido Desi Arnaz, considerado uno de los padres de la televisión. Lo que revelaba el historial médico era que Lucille Ball estaba embaraza, y así lo contó un locutor en un programa de radio que la actriz escuchaba en ese momento. Así supo que estaba esperando un hijo.

En Desi Arnaz: The Man Who Invented Television (Desi Arnaz: el hombre que inventó la televisión), el libro que firma Purdum y que cuenta esta historia, el biógrafo explica que en junio de 1950 la pareja, que buscaba tener un hijo, aprovechaba los descansos de la gira artística en la que se encontraba para poner todo de su parte y lograrlo. El “horario agotador” y las exigencias físicas de las “vigorosas acrobacias” que Ball tenía que hacer durante los números de vodevil no les daban demasiada tregua.

Según el biógrafo: “Durante la temporada neoyorquina de su espectáculo, Lucy se encontraba descansando entre funciones en su camerino mientras escuchaba la emisión radiofónica del [famoso locutor] Walter Winchell cuando le oyó anunciar que estaba embarazada. Un informador del laboratorio médico le había dado el chivatazo antes de que el matrimonio se enterara de la noticia”. Al enterarse del embarazo, la pareja decidió acortar inmediatamente la gira, aunque unas semanas después la actriz acabó teniendo un aborto espontáneo.

Lucille Ball

En el libro también se describe una relación entre la pareja no precisamente idílica. Para colmo, tras varios abortos de Ball durante su matrimonio con Arnaz, los médicos acabaron descubriendo que accidentalmente habían cerrado una trompa de Falopio de la actriz mientras la trataban por una de esas pérdidas. Tras revertir el procedimiento, Ball volvió a quedarse embarazada en 1950, a los 39 años.

El 17 de julio de 1951 nacía por cesárea la primera hija del matrimonio, Lucie. En enero de 1953 lo hacía su hijo, Desi Jr., cuando la pareja ya trabajaba en I Love Lucy. Los dos hijos del matrimonio, que se entrevistaron con el autor de la biografía de su padre, han relatado lo diferentes que eran sus progenitores. Por un lado, Lucille “se lo tomaba como algo personal” cuando alguno de sus hijos la decepcionaba, llegando a separarse “emocionalmente de ti por el tiempo que quisiera. A veces eran días, a veces semanas”. De su padre, recuerdan en el libro que “se enfadaba mucho y se desgañitaba y hacía mucho ruido, pero luego era como si nunca hubiera pasado”.

Desi Jr. contó a Purdum que, aunque el público creía que la relación de sus padres era buena, entre bastidores discutían mucho: “No era bueno para nadie. Y siempre recordaremos cuando nos sentaron y nos dijeron: ‘Mirad, ya sabéis que las cosas no están funcionando’. Lo recuerdo palabra por palabra”.

Lucille Ball, que murió en abril de 1989, a los 77 años, de un paro cardiaco, una semana después de haber sido operada a corazón abierto en el centro médico Cedars-Sinaí de Los Ángeles (California), ha pasado a la historia de la televisión como una auténtica transgresora. Fue en contra de las normas mojigatas de la industria y abrió las puertas a la mujer en la pequeña pantalla. Entre otras medidas —y más allá de los mensajes reivindicativos que escondían los guiones de I Love Lucy—, Ball se saltó la regla de contratar solo a guionistas varones que imperaba entonces y eligió como mano derecha de su equipo a Madelyn Pugh, que siguió con ella toda la serie, hasta 1957.

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