Arsenio Domínguez, secretario general de la Organización Marítima Internacional: “Los barcos ya se pueden mover con energías renovables”

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El panameño Arsenio Domínguez (Panamá, 54 años), ha vivido unido al mar. Nació en un país cuyas costas dan al Caribe y al Pacífico, y en donde es evidente, gracias al Canal de Panamá, que los ecosistemas azules son esenciales para la economía. Antes de convertirse en secretario General de la Organización Marítima Internacional (OMI) a principios de 2024, fue presidente del Comité de Protección del Medio Marino de esta organización entre 2014 y 2018, un espacio en el que representantes de los países discuten cómo atacar la contaminación que barcos y buques generan en los mares.

Durante la última reunión que tuvo este Comité, en abril de 2025, se acordó crear un sistema mundial para gravar las emisiones de gases de efecto invernadero del sector, incluyendo la posibilidad de que las embarcaciones más contaminantes puedan comprar el “cupo” que les sobra a las que menos lo hacen. El objetivo de la OMI, recuerda el experto, es alcanzar emisiones netas cero en 2050, pasando por reducirlas entre un 20% y un 30% en 2030, y entre un 70% y 80% en 2040. Desde Niza, Francia, donde esta semana se celebra la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, Domínguez recuerda que el comercio marítimo tiene una responsabilidad primaria en frenar la crisis ambiental de los mares, empezando porque es su principal .

Pregunta. En la última reunión del Comité de Protección del Medio Marino, los países acordaron un marco para limitar las emisiones del sector, fijar precios al carbono y permitir su intercambio. Pero no se aprobó por consenso, como suele ser en la OMI. ¿Está tranquilo con el resultado?

Respuesta. Teniendo en cuenta la actual situación global que estamos enfrentando, fue un gran logro de la OMI, porque como organismo de Naciones Unidas, demostró que el multilateralismo sigue vigente y es la forma en la que los Estados pueden llegar a conclusiones comunes. Ahora estamos trabajando en los preparativos para la próxima reunión, en el mes de octubre, donde se afinará el proceso sobre lo acordado y, así, podremos entrar en la próxima fase que es el desarrollo de las orientaciones para su entrada en vigor el primero de abril de 2027.

P. ¿Cómo se relacionan esos espacios de la OMI con las conversaciones que se están dando en Niza?

R. Son espacios cercanos. Desde la OMI, trabajamos con todo lo que es la agenda mundial relacionada con la protección y sostenibilidad de los océanos, y el transporte marítimo es el principal de estos. A través de los mares, se distribuye más del 80% del comercio mundial, lo que implica que tenemos la obligación de protegerlo. No solo a través del objetivo que tenemos de reducir emisiones de gases de efecto invernadero, sino con el avance e implementación de reglas que ya existen, como combatir las especies invasoras. Los buques, dentro del océano, son el principal medio por el que una especie se puede mover de un lugar a otro. También hay reglas para reducir el ruido submarino.

P. ¿Podría dar algunos ejemplos?

Las estadísticas demuestran que, reduciendo el 10% de la velocidad de los buques, no solo podemos disminuir en un 40% la radiación de ruido submarino, sino que además esa misma medida implica un descenso de entre el 25% y el 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero que se generan. Un buque con un casco limpio, por ejemplo, no solo minimiza que se muevan especies invasoras, sino que cuando está cubierto en un 50% de incrustantes, también puede aumentar sus emisiones en un 40%, porque es menos eficiente. A través de Marpol (Convenio internacional para prevenir la contaminación por los buques), en su anexo cinco, también buscamos la erradicación del plástico de un solo uso.

P. Se espera que esta reunión de Niza termine con una declaración política. ¿Qué cree que debe decir?

R. Las declaraciones políticas son importantes, porque son un punto de partida para cumplir con las decisiones que se deben tomar. Pero más allá de lo que diga, mi llamado sigue siendo que esos compromisos se trasladen en acciones. De nada sirve tener papeles que no hacemos realidad, ir de conferencia en conferencia, sin ver si se ha logrado un avance en lo práctico.

P. Su primera experiencia fue como arquitecto naval. ¿Qué tan lejos estamos de un futuro de grandes buques impulsados con energía solar o de viento?

R. Ya es una realidad que los barcos se pueden mover con energías renovables. De hecho, hay alrededor de 100 buques mercantes en el mundo que están navegando con la tecnología de asistencia de aire. Hay otros que utilizan velas. Esta semana, por ejemplo, conocí a un armador francés que tiene ocho barcos de vela que se dedican principalmente al comercio y transporte de café. Lo que falta, por supuesto, es la inversión. Ahora, también hay que tener en cuenta que nosotros no podemos descarbonizar solamente con esta tecnología. Necesitamos de combustibles alternativos que tengan emisiones casi cero para alcanzar nuestro objetivo climático del sector marítimo para el 2050.

P. ¿Viniendo de Panamá, ve a los países de América Latina y el Caribe como actores fuertes en las conversaciones ambientales alrededor del mar?

R. Sí, hay mucho interés en el proceso y cada vez hay más participación en espacios como los de la OMI. Es cierto que la región necesita asistencia técnica, de experiencia y financiera, y es ahí donde debemos prestar atención. Pero, por dar un caso concreto de cómo a la región le preocupa la protección de los océanos, esta semana un grupo de países, liderados por Panamá y Canadá, publicaron una declaración para reducir el ruido submarino radiado por de los buques. La firmaron más de 30 países, incluidos Chile, Perú, México, República Dominicana y Costa Rica. Así que sí, la región está interesada y está tomando acciones al respecto.